Balma en el país de las maravillas

Hola,
somos Alberto, Antonia, Balma, Belén y Juanmi y este verano nos vamos a China.
En principio íbamos solamente a una provincia pero al final vamos a recorrer miles de km. por tierra, río y aire en todos los medios de transporte que pillemos. Lástima que allí no dejen alquilar un coche sin conductor que si no...
Esperamos demostrar a los escépticos que se puede ir a China sin saber chino, con limitados conocimientos de inglés y con una niña de 5 años.
Hemos preparado el viaje por libre en estos meses a través de internet.Tenemos reservados los hoteles porque son muy baratos y sólo te exigen pagar el 10% con antelación. Cogeremos trenes, autobuses, aviones y lo que haga falta. No tenemos reserva de los transportes por si surge algún contratiempo que nos deje colgados en algún lugar y nos descuajaringue todo. Más adelante os iremos comentando los detalles de los viajes internos.
Hoy, por fin, hemos recibido los visados. De ello se ha encargado MRW porque no vivimos en Madrid. Nos han costado 184 euros los cinco.
Volamos el 25 de Julio y volvemos el 15 de Agosto.


Este es el mapa con las provincias que conoceremos.

  • pero... exactamente ¿dónde vamos?
El 25 de julio salimos de Madrid, vía Helsinki, a las 10.10 de la mañana y llegamos a Shanghai a las 7.10 de la tarde.

Shanghai 26-27-28 de julio.
De esta ciudad queremos ver el Bund, Calle Nanjin Lu, barrio francés, templo del Buda de Jade, Pudong, dar un paseo por el río Huang Pu, pasear por los jardines Yuyuan, subir al mirador de la torre Jin Mao , visitar el casco histórico, los mercadillos especializados, el templo Jing’an y el museo de Shanghai. Bueno y a ver si localizamos esa megatienda de Barbie que inauguraron hace meses, je, je.

Suzhou 29-30 de julio.
Cogemos un tren hacia a Suzhou a las 9’15 de la mañana.
En esta ciudad vamos a conocer el jardín del Maestro de las Redes, la pagoda del templo del Norte, el museo de la Seda, el museo de la Ópera, pasearemos en barco, la puerta de la Espiral, el puente del arco Wumen, la pagoda Ruigangta...

31 de Julio
Este día vamos de viaje. Salimos de Suzhou hacia Shanghai temprano y a las 12’50 cogemos un avión hacia Taiyuan. Desde allí hay un tren a las 19’30 hasta Pingyao que es donde realmente queremos ir. Llegaremos a cenar.

Pingyao 1-2 de agosto.
Toda la ciudad es una pasada. Destacamos el Nan Dajie, Torre de la ciudad, Museo del mueble, Museo Banco Rishengchang, Antigua muralla, Monasterio Shang Glig, Casa de los patios Qiao...
Cogemos un tren nocturno hacia Xi’an a las 22.58.

Xi'an 3-4 de agosto.
Un día lo dedicaremos por entero al ejército de terracota y el otro al barrio musulmán, torres del Tambor y de la Campana, murallas, gran mezquita, pagoda del Gran Ganso, museo Bosque de las Estelas.
A las 10 de la noche nos vamos a Chongqing en un tren nocturno.

Chongqing 5-6 de agosto.
En principio queríamos dedicar un día a visitar el orfanato de Balma pero nos han denegado la entrada por el tema de la gripe así que recordaremos viejos tiempos recorriendo esta megaciudad. También vamos a coger un crucero de tres días por el Yangtsé que nos dejará en Yichang.

8 de agosto.
El barco nos deja en Yichang donde cogemos un autobús hacia Wuhan. Llegamos por la noche.

Wuhan-Guilin 9 de agosto.
Como vamos a estar toda la mañana en Wuhan, daremos una vuelta para ver Zhongshan Dadao, Guiyuan Si, Gran Puente, Palacete Mao, Universidad, Templo Changchun...
A las 3 de la tarde nos vamos a Guilin.

Guilin 9-10 de agosto
Llegamos por la tarde y veremos lo que podamos de la ciudad porque al día siguiente nos vamos a los arrozales de Longshen y al espinazo del Dragón.

Yangshuo 11 de agosto.
Vamos en barco por el río Li hasta esta ciudad. Iremos a conocer el pueblo fuli, la colina de la luna, las cuevas del Buda negro..

Hangzhou 12-13 de agosto.
Cogemos un bus hasta Guilin y desde allí un avión a Hangzhou. Llegamos a las 14’50.
Aquí hay que ver el templo del Retiro del Alma, pico del Norte, Qingchefan, la pagoda de las Seis Armonías, mercado nocturno, Lago del Oeste, Isla de la Colina Solitaria, Isla Yingzhou, Estanque de la carpa Roja, Jardín Botánico, Museo del té.

Shanghai 14 de agosto.

Pasamos este último día en la ciudad y compraremos alguna

zarandaja.


Vuelta 15 de agosto.

Llegamos a Madrid a las 8.30 de la noche.

  • ¿en qué viajamos?

Bueno pues aquí vamos a explicar cómo nos hemos organizado con los transportes.

Para volar hasta Shanghai, compramos los billetes en febrero. El más barato fue Finnair, así que haremos una pequeña escala de hora y media en Helsinki. Lo conseguimos por 558 euros ida y vuelta para los adultos y 478 euros la nena.

Los vuelos internos los hemos buscado en dos páginas. De momento sólo hemos consultado los vuelos que nos interesan y cogido las referencias. Los compraremos en los hoteles 3 ó 4 días antes de cada viaje. Por si acaso ocurre algún incidente.

Los trenes son un poco lío porque hay con aire acondicionado, sin él; litera blanda o dura, asiento blando o duro, compartimento abierto o cerrado. En fin, unas cuantas horas de búsqueda. De momento tenemos los números de tren que queremos coger y al igual que con los aviones, los compraremos allí.
Ya nos hemos puesto en contacto con los hoteles y ellos nos reservan por una pequeña comisión.
La página de los trenes es la misma de travelguidechine.

Del autobús de Yichang a Wuhan hemos leído en la guía que existen y tardan 4 horas. No hay problema porque si no alquilamos cualquier coche privado y a regatear que a esas alturas de viaje ya seremos expertos en el asunto.

El crucero por el río Yantzé nos han aconsejado los del hotel de Chongqing que lo compremos allí porque hay muchos y muy distintos. Intentaremos elegir uno requetechino que no sea muy turístico.

  • ¿dónde dormiremos?
Os voy a poner los enlaces de los hoteles que hemos reservado. Todos son más o menos baratos porque como os imaginareis el tema del alojamiento te puede disparatar un viaje de 20 días.
Esta es la página donde los hemos encontrado. Hay para todos los gustos.


En Shanghai

En Suzhou

En Pingyao

En Xi'an

En Chongqing

En Guilin

En Yangshuo

En Hangzhou

Nos hemos fiado de las fotos y los comentarios de la gente. En fin, ya os comentaremos a medida que los "catemos".

  • así empezó todo.
Empiezo a transcribir el diario de a bordo tras 15 días de descanso. Desde China no pudo ser. La censura tiene largos tentáculos. Ya al lado del primer ordenador que pillé vi un cartel que anunciaba que a ciertos blogs, además de facebock, no se podría acceder. En fin.
El viaje comenzó a las 10.30 del día 25 de Julio en un vuelo hacia Helsinki que duró 5 horas. Horas cortas para mentalizarte que debes dormir pero largas para estar sentado pensando que después te queda el tramo largo.
Tras una espera de hora y media embarcamos en un avionaco más grande, donde dormimos ya unas horas y el resto lo dedicamos a ver películas, reportajes, videoclips y jugar. Tenía unas pantallas individuales donde elegías lo que te apetecía.

  • 26 de julio: Shanghai.
Y a lo tonto llegamos a Shanghai a las 7.30 de la mañana.
Lo primero que hicimos fue cambiar 400 euros cada uno y coger el tren bala (maglev) hasta la ciudad. Va sin tocar los raíles. Es un sistema magnético que se pone a 430 km/h. Llegamos en unos 10 minutos y nos costó 5 euros a cada uno. Balma gratis.
Después cogimos un taxi que nos costó 79 yuanes. Shanghai es una megaciudad cosmopolita y elegante aunque con grandes contrastes entre unos barrios y otros como después hemos observado en el resto de los lugares que visitamos.
La primera impresión fue la bofetada de calor pegajoso que nos dio nada más llegar. Es un calor que te deja aplatanado, sobretodo después de un viaje durmiendo poco y con jet lag.
El hotel lo podemos calificar de correcto y por el precio que pagamos (10 euros por persona) más que correcto. Tiene muy buen ambiente, gente joven, ordenadores en el hall (1 yuan el cuarto de hora). el desayuno está incluido pero curiosamente, si quieres un café o un té lo tienes que pagar. Gratis el resto (buffet con algunas cosas para comer, zumo y leche.
Es un poco cómico que en el pais donde el té es bebida nacional, te lo cobren y la leche que apenas consumen te la den gratis.
Una vez instalados nos fuimos al metro para ir a comer hasta Nanjing Lu que es una calle peatonal que llega hasta el Bund. Hay montones de comercios, restaurantes y chinos por todas partes. Peatones, motos y bicis van por el mismo lado así que hay que andar atento porque el peatón siempre tiene las de perder. Uno se acaba acostumbrando a oír pitidos y a apartarse.
Entramos en un restaurante cualquiera y pedimos un poco a bulto porque, aunque te enseñan las fotos de algunas cosas, uno no sabe a veces lo que realmente come.. Nos costó unos 12 euros para los 5. Después entramos en un centro comercial a buscar una silla de paseo para Balma (que no compramos por carísssima) y oh! sorpresa, hasta allí nos persiguió la del restaurante a cobrarnos una cerveza que se les había olvidado cargar en la cuenta. Total, que hasta que nos enteramos de lo que decía en chino se formó el corrito de mirones (ya nos iríamos acostumbrando más tarde a los corritos). Me dio la sensación de que quedamos como delincuentes sin comerlo ni beberlo.
Después fuimos caminando hasta el Bund y al llegar nos quedamos un poco chafados porque el paseo del río Huangpu está cerrado por las obras para la exposición universal de 2010. Allí es donde van a construir los pabellones de los países. Por las fotos que vimos del proyecto va a quedar alucinante. Así que el que quiera visitar Shanghai (léase Xanjai) que venga el próximo año.
Aún así, el Bund es mucho Bund. Es una calle elegante con edificios de la época colonial, bancos, hoteles, clubes. Alguno lo están rehabilitando para la expo. Vimos el Banco de China, el peace Hotel, el antiguo Palace, el banco de Taiwan, el Banco ruso-asiático, la aduana... La lástima es que el paseo fluvial, como está en obras, tapa la vista del otro lado del río donde está el Pudong.
Después continuamos caminando hasta el Bazar de los jardines Lu. Éste es un conjunto de callejuelas con edificios que, aunque no son antiguos, son pintorescos. Por supuesto, llenas de tiendas de todo tipo abiertas en domingo y también lleno de gente sacándose fotos en los lugares más insospechados. A los chinos les gustan tanto las fotos como a los japoneses. A lo largo del viaje vimos muchos puestillos con disfraces para vestirte y sacarte la foto. Para posar, pequeños y grandes, casi siempre ponen la V de victoria con la mano. Es deporte nacional.
Después fuimos a visitar los jardines Lu pero ya estaban cerrados. Así que hicimos tiempo comiendo unos pinchos por la calle y volvimos al hotel porque estábamos frayados.

Bazar de los jardines Lu
Minnie y mi nena
Ejemplar oriental refrigerándose
Balma lee en chino?
Cosmopolita Bund
Mi querido Pudong

  • 27 de julio: Shanghai.
Nos levantamos y si nos descuidamos un poco no desayunamos porque a las 9.30 cierran el buffet y no te dan ni un azucarillo.
Hoy ha amanecido nublado, cosa que se agradece porque tenemos unos grados menos de temperatura. Cogimos un bus hasta el templo de los Budas de jade. Nos costó un yuan a cada uno. A partir de ahora si no digo nada es que para Balma fue gratis.
El templo se ha quedado entre rascacielos porque esta ciudad tiene tendencia a las alturas. Tiene 2 figuras de Buda talladas en jade, una recostada y la más espectacular, una de Buda sentado de una sola pieza y decorada con piedras preciosas. Cuando salimos del templo fuimos caminando hasta coger el metro mucho, mucho rato. Está claro que no controlamos bien las distancias. Cuando veáis un mapa y os imaginéis que una distancia es corta, mentira! Siempre estará lejísimos. En esta caminata vimos barrios donde viven chinos llamémosles tipo b. Todo lo que os cuente es poco. Mucha miseria y también cosas curiosas como un chico, que mientras daba vueltas una lavadora de aquéllas que había antes a las que se les tenía que cambiar el agua, él golpeaba la ropa emulando a Bruce Lee.
No sabría decir si esta mugre que se ve es porque todo es tan viejo que da igual que se limpie cien veces al día o porque definitivamente son marranetes. Quiero pensar lo primero.
Cogimos el metro hasta la concesión francesa. El metro se paga por zonas. Pasadas un número de estaciones pagas un poco más pero sigue siendo un precio de risa: 3 yuanes por persona.
A balma la miran y remiran y después nos miran a nosotros uno a uno. Supongo que estarán buscando un adulto con ojos rasgados. A veces le hablan y ella se agobia porque no entiende. Entonces ya se quedan estupefactos. Mucha gente aquí no tiene ni idea sobre la adopción internacional. El abandono de niñas es tema tabú.
La Concesión francesa es un barrio en el que todavía quedan antiguas residencias de estilo europeo. Conseguimos ver alguna porque la mayoría de ellas están con andamios de bambú en fase de rehabilitación para la Expo.
Como estábamos al lado, nos acercamos a la tienda de Barbie Shanghai. Un edificio de 6 plantas lleno de todo lo que una chica fashion puede desear. Balma se compró una muñeca que es la amiga china de Barbie. Se llama Lin y aparte del nombre y el pelo negro y liso, tiene lo mismo que yo de oriental.
Después nos fuimos a comer: 80 yuanes y a tomar un café con un pastel: 120 yuanes. Cada vez que tomemos un café nos costará más que la comida completa. Cosas que pasan cuando sales por ahí.
Y con las mismas nos fuimos hasta la plaza del pueblo que no tiene gran interés. Íbamos buscando un mercado de animales que no encontramos. Así que cansados de caminar cogimos el metro hasta el Pudong. Arquitectura futurista, la imagen que China quiere enseñar al mundo. Desde luego es un barrio espectacular. Subimos a la Perla de Oriente, edificio al que le habré sacado 50 fotos porque fue un amor a primera vista. Nos costó la friolera de 150 yuanes a cada uno (15 euros) y 50 Balma por pasarse un dedo de la altura gratis. Empieza a anochecer y comienza el espectáculo de luces. Todos los edificios de los alrededores cambian de color. Bueno, bueno, si esto parece las Vegas! Una pasada, de verdad.
Nos vamos a Nanjing Lu que es otro espectáculo de luces, pantallas gigantes, miles de chinos paseando. Cenamos por 127 yuanes y pasamos mucha risa pidiendo.
Volvimos en metro al hotel pero a mitad del recorrido se para y nos echan porque son las 10.30 y se cierra. Acabamos el recorrido en taxi (23 yuanes).
Alberto se pone a cargar la cámara y cómo no, trajo el cargador de otra. Estamos muertos así que a dormir.


Barbie Shanghai
Andamios de bambú
Mi jacaaaaa, galopa y corta el viento...
Halterofilia oriental
La mascota de la expo 2010
Ahorrando energía
Desde la Perla de Oriente
La calle Nanjing Lu

  • 28 de julio: Shanghai.
Lo primero que hicimos después de desayunar fue dejar la ropa para lavar (78 yuanes un buen montón). Dicen que nos la darán a las 11 de la noche.
Nos fuimos a los jardines Yu (30 yuanes cada uno). Fueron realizados por la familia Pan y son un perfecto ejemplo del diseño del período Ming. Los jardines tradicionales chinos se inspiran en el yin y el yan del agua y la piedra. Es un placer espiritual pasear por ellos cuando tienes la suerte de no encontrarte con esas hordas de gente que hay por todos los sitios. Pabellones, puertas primorosas, piedras colocadas imitando montes, los estanques llenos de nenúfares y carpas...
Jardines Yu


Después de pasar un buen rato paseando decidimos ir a comer a gusto de los jóvenes a un Mc Donals. Como la carta estaba en chino alguna de aquellas basuras picaban como el demonio. Nos estuvo bien por andar haciendo el tonto.
Dedicamos la tarde a pasear por barrios de todo tipo y cuando nos cansamos cogimos un taxi al Bund . Fuimos al puente metálico que cruza el río Suzhou desde donde hay una buena vista del Pudong y entramos en el inglesísimo y decimonónico hotel Astor (tratamiento de Sir y todo). Precio europeo y trato también europeo pero contentos.
Después negociamos un crucero por el río Huangpu. Normalmente se cogen los barcos en el Bund pero como están en obras te suben a una furgoneta y te llevan dios sabe dónde a cogerlo. Nos costó 50 yuanes a cada uno y dura hora y media. Nosotros fuimos al anochecer y fue una pasada de luces de colores. La misma furgoneta nos devolvió al Bund no sin antes pasar una pequeña odisea para encontrar entre el tumulto que salía de los distintos barcos, la nuestra. Nadie nos entendía. era como si te metieran en un juego sin explicarte las reglas.
Y para que no nos pasara lo del día anterior, nos fuimos más temprano al metro y cenamos cerca del hotel (fatal, por cierto).
Cómo no, la ropa no estaba lavada y nos dijeron que a las 8.30 de la mañana la tendríamos.
zzzzzzzzz

  • 29 de julio: nos vamos a Suzhou.
Esta noche Balma no nos dejó dormir gran cosa por las pesadillas y además la gente no se corta un pelo cuando anda por los pasillos. Hablan como si fueran las 2 de la tarde. Cómo no, cuando fuimos a buscar la ropa porque nos marchábamos, no estaba. Al final esperamos y nos la trajeron algo húmeda. Nos fuimos a la estación y llegamos una hora antes de la salida del tren. Los tickets se sacan fuera de la estación así que Juanmi y Alberto para allá se fueron a batirse con el ventanillero y los demás quedamos con las maletas. Después de no pocas vueltas se pusieron a la cola de los billetes y todo estaba en chino. Menos mal que llevaban la frase de lo que querían escrita y el horario de trenes. Para entrar en los andenes debes pasar un control como en un aeropuerto y tener los billetes. Menos mal que en los paneles del interior ya se veía el nº del tren con la puerta de embarque y la hora. Es como un AVE y va a 243 km/hora. Nos costó 26 yuanes a cada uno y es super puntual.

La estación de tren de Shanghai

Y en menos de 40 minutos estamos en Suzhou. Al salir de la estación nos da otra bofetada de calor y humedad. Las estaciones de tren son un poco locura por la cantidad de gente que entra y sale. Menos mal que para coger un taxi están organizados. Te meten entre unas vallas y ya no hay chino que se te cuele. El taxi entra en la ciudad por un puente y cogemos la calle Remlim Lu. La taxista es una virtuosa del claxon y parece que no le peta ningún carril porque no hace más que cambiar constantemente.
Llegamos al hotel que está en el centro de la zona antigua y aunque el callejón es un poco así, el hotel tiene buena pinta. Es un patio interior con habitaciones . Las habitaciones tienen un altillo con las camas y un salón pequeño abajo. Vamos a decir que es gracioso. Tienen en la pared una carta de colores para que elijas el que te gustaría para la pared porque como es temporada de lluvias no han podido pintar.
Salimos y mientras decidimos que visitar llega un señor mayor con un rickshaw y a Balma se le antojó montarse. Cogimos dos y por 40 yuanes nos llevaron a Pan Men o Puerta de la Espiral.

Balma se empeñó en montar en rickshaw

Aquí se encuentra lo que queda de la muralla de Suzhou y la única puerta original que se conserva de la ciudad.

Wumen qiao en Pan Men

Decidimos después ir a visitar el museo de la seda pero por el camino nos entra un chico y nos lleva a una fábrica donde vimos todo el proceso transformación de la seda. Belén compró un edredón y nosotros unos regalos.
Después nos fuimos a comer, muy bien, por cierto y con risa porque no hablaban más que chino (210 yuanes).

Estirando el hilo de los capullos de seda

Y con las mismas, subimos a Beisi Ta o la pagoda del templo Norte. Cuando vayáis a China, elegir una pagoda para subir y las demás las veis desde abajo. Son muy parecidas y vista una, vistas todas. Tras subir por unas escaleras estrechísimas que por lo menos eran 1000, llegamos arriba donde se ve una vista espectacular aunque también mucha construcción nueva y barrios baratos cortados por el mismo patrón.
Beisi Ta (pagoda del templo Norte)

Ya abajo caminamos por la Remim Lu para buscar una silla de paseo a Balma que se nos dormía cada dos por tres y ya va pesando demasiado. También entramos a tomar un helado a un Haagen-Datzs a precio europeo. Camareras uniformadas muy horteras y ñoñas y con el nombre puesto en la solapa. Cuento esto porque había una que se llamaba Sylvanas (?) y a Alberto no se le ocurre otra cosa que preguntarle si ese era su nombre. La pobre casi le da un patatús. Se puso colorada y se fue muerta de vergüenza. Vamos que nos vino a atender otra y se pasaron todo el rato con risitas nerviosas. Parece que preguntar por el nombre es poco menos que indecente.
Seguimos paseando hasta ir a cenar y cuando salimos del restaurante ya todo estaba en silencio. Por fin un poco de silencio, no motos, no coches, no gente. PAZ.

  • 30 de julio: Suzhou
Son las 7 de la mañana y llueve sobre la claraboya que tenemos en este palomar donde dormimos. No estoy segura si nos despierta la lluvia o la dureza de estas camas chinas. Me explico. Colchón de unos 15 cms. de grosor con una tabla DENTRO de él. En todo el viaje nos encontraremos este modelo, incluso los que son más gruesos tienen la tabla en la parte de arriba. Y yo me pregunto ¿por qué no se ahorran el colchón?
Después de desayunar Juanmi y Alberto se van al banco a cambiar dinero. Según el mapa está al lado, es un momentín (2 horas y media). Y empieza a diluviar. Se inunda la calle, entra el agua al patio interior del hotel, sube el nivel y empieza a entrar en la mayoría de las habitaciones. Nosotros tenemos suerte porque están un poco más altas. El personal subiendo las cosas a las mesas y nosotros subimos las maletas al altillo de la cama por si también nos entra el agua. Me empiezo a preocupar porque pasa el tiempo y éstos no dan señales de vida. El dueño me pregunta si quiero llamarles por teléfono pero ninguno de los 2 se lo llevó. Y cuando me preparo para salir a buscarlos, aparecen como dos almas en pena empapados. Tuvieron hasta que comprar unas bonitas chanclas chinas por 10 yuanes. Resultó que no encontraban banco donde cambiar y tuvieron que andar bastante además de esperar media hora debajo de un portal.
Una mañana perdida para ver cosas aunque estuvo entretenida la aventura. Ya sabemos cómo se las gasta el agua por aquí. Juanmi y Balma se dedicaron a ayudar a los del hotel a pescar a mano las carpas que habían salido del estanque que hay en el patio del hotel.

El patio del hotel.

La gente tan tranquila!

Y por fin salimos porque si no, no vemos nada. Ya era la hora de comer así que cogimos un taxi y nos fuimos a un restaurante que nos recomendó una chica. Comimos como dios. Un gochín caramelizado que se deshacía en la boca. Lástima de receta porque no tenía nada que envidiar a los de Segovia. Como siempre no controlamos la cantidad porque además comemos gambas, anguilas, un pez desconocido...
Un canal "veneciano"

Y bien fartucos, nos fuimos a ver Shuang Ta que nos dejaron entrar gratis por la inundación. Fue de los pocos lugares que visitamos sin gente y con el agua por los tobillos. Unos jardines recoletos y llenos de bonsais.
Las dos pagodas gemelas octogonales tienen 30 metros de altura y son de la era song. Se ha encontrado una inscripción donde se cuenta que fueron erigidas por dos hermanos estudiantes en honor a su profesor que les ayudó a pasar los exámenes de funcionarios imperiales.


Las dos pagodas

Balma encantada con el agua

Tras esta visita, paramos en una casa de té preciosa y pagamos a precio occidental. El té siempre lo sirven sin azúcar y escaso. Es decir que no esperéis que os den esos tanques tipo inglés. A nosotros nos pareció rácano siempre que lo tomamos. El chino de a pie lleva una especie de lecheras transparentes llenas de té para ir bebiendo por la calle. Incluso los taxistas tienen su botella en el coche en un lugar habilitado con unas bridas.
Y una vez repuestas las fuerzas, entramos en el Jardín del Administrador Humilde o Zhuozheng Yuan que es uno de los más bonitos de Suzhou. Fue diseñado en el siglo XVI por un magistrado jubilado. Es hermoso como casi todos los jardines que vimos a lo largo del viaje. Una de las cosas que más me gustaron es el nombre que ponen a los pabellones, colinas y todo en general: pabellón de la Fragancia Lejana, Isla Fragante, Puente del Pequeño Arco Iris Volante... purita poesía

Entrada de los jardines del administrador humilde


Pabellón retirado de firmiana simplex y bambú
bonito nombre!

Y para terminar la tarde regateamos con un chino para dar un paseo en barca por los canales. Al final son 150 yuanes. Nos lleva la señora de la foto.
A Suzhou la llaman la Venecia oriental. Debió serlo pero ahora ya ha perdido gran parte de su encanto. Los primeros canales fueron construidos en el siglo VI a.C. para controlar el nivel del agua. No obstante, fue un paseo interesante porque nos permitió ver cómo vive la gente corriente. La señora nos cantó unas canciones y poco antes de llegar nos pidió 10 yuanes para ella. Bien se los mereció porque tenía linda voz. Ésta fue nuestra Susan Boyle china.

Nuestra gondolera


Esas traseras "venecianas"


Los canales sirven para todo



Piedras:adorno y utilidad




Volvimos al hotel para ver cómo estaba la inundación y ya lo tenían casi todo recogido.
Fuimos a cenar a la calle peatonal donde sólo había Mc Donals, KFK y un Pizza Hut. Optamos por este último. Precio europeo: 225 yuanes.
Preparamos los bártulos y a dormir que Alberto había quedado con el del hotel a las 7.15 de la mañana para ir a la estación a comprar los billetes de autobús.

  • 31 de julio: de viaje hacia Pingyao.
Hoy no hemos dormido bien. Todavía no nos hemos aclimatado, hace calor y nos espera un día de mucho viaje. Bueno seguro que Belén y Juanmi no opinan lo mismo. Qué capacidad para desconectar cuando pillan una cama!
Alberto se va a comprar los billetes con el del hotel en bici! Menos mal que van por calles con poco tráfico. LLegó y desayunamos yogures y galletas que habíamos comprado.
Nos vamos hacia la estación para coger un autobús que nos va a llevar al aeropuerto de Honqiao de Shanghai. El billete nos costó 55 yuanes a cada uno y Balma aquí también pagó.
El bus impecable, la autopista de 4 carriles y con un seto recortado haciendo ondulaciones que ya nos gustaría verlo aquí. Sólo lo pueden tener los chinos porque trabajan como tales.Ya en el aeropuerto nos toca esperar y comemos lo que compramos el día anterior.

El autobús que nos llevó al aeropuerto

Cogimos el avión que nos llevó hasta Taiyuan. Sacamos los billetes y cogimos un bus que nos dejó en la estación de tren por 60 yuanes los cuatro.
Cuando llegamos, aquello es un horno. Somos los únicos extranjeros que hay en la estación. Mientras esperamos que ellos saquen los billetes, un señor se acerca a la silla de Balma, se le coloca enfrente y está 5 minutos mirándola fijamente. Ella se agobia un montón y no me extraña porque casi me agobio yo. Me quedo con las ganas de decirle algo pero a lo mejor es normal para ellos y no quiero parecer descortés.
Vemos escenas curiosas que no me atrevo a fotografiar aunque con disimulo hago algunas como la de este señor que veis en la foto. Deshizo el nudo de la cuerda que le sujetaba el pantalón y apareció un calzoncillón que le llegaba al pecho. Metió la mano dentro (del calzoncillo), sacó un fajón de billetes y se puso a contarlos. Y es que hemos visto mucha gente contando fajos de billetes como si tal cosa. Les encanta.
Esperando los billetes en la estación de Taiyuan

La billetera de este señor! por dios! no le escuece?


Las famosas teteras portátiles

Y por fin, ya con los billetes en la mano (15 yuanes adulto y 8 Balma) entramos en la estación a través del detector un poco estresados con tanta gente que quiere hacerlo todo rapidísimo. Y de repente, al recoger las maletas, va Belén y dice que perdió el billete. Ahora que lo escribo me río porque había que verle la cara buscando hasta por el suelo. Cómo no, lo tenía en un bolsillo.Vamos hacia la sala de espera que nos corresponde y nos disponemos a ser observados por mil ojos durante 3 horas y media. Está petada de gente pero por lo menos no hace tanto calor como afuera.
Estamos en la China profunda y vemos cosas curiosas como una especie de policías que pasean por la sala llamando la atención a las personas que se tumban en dos asientos para echar una cabezada. Da mala imagen. Sin embargo, no hay problema si se comen un pollito asado, de esos que pinchan en un palo, y tiran los huesos al suelo.
40 minutos antes de llegar el tren ya están todos de pie haciendo cola para salir por la puerta correspondiente al andén. Son unos cagaprisas y esto se pega, de verdad.
Sala de espera de la estación de tren


Por fin subimos al tren y tenemos como compañeros de asiento a una pareja joven. Él es un notas, una persona que desconoce cómo comportarse socialmente (asperger?). La mujer se pasa todo el viaje dándole codazos cada vez que mete la pata. Va abrazado a unas piezas de puzzle gigantes de esas con las que se hace una alfombra. Ya por fin su mujer lo convence y las deja entre los dos. Tras pensar sesudamente se anima a decirnos dos palabras en cinglés (no se puede llamar inglés) y cuando le contestamos se bloquea y se pone todo nervioso. Poco a poco se va soltando , se quita la camiseta, saca comida y cuando hace ademán de descalzarse lo miramos y se corta. Hemos visto a muchos chinos quitarse sólo un zapato. Pues eso, que el chaval disimuladamente saca los talones y poco a poco queda descalzo pero sin invadir nuestro espacio vital. Bueno, es un decir, porque van sentados al lado de Balma y la tienen encajonada contra la pared. Ya les tengo que echar una mirada medio seria. Lo dicho, que se nos quedó el rapaz con unos calcetines que habían sido blancos en otra vida.
Hacemos un viaje muy entretenido con este chico porque es muy estrafalario y un meticón. Sacas la cámara para ver las fotos y allí está su cabeza al lado de la tuya. Ya con el ipod que saca Balma ni os cuento, aunque ella está recelosa y marca bien su territorio. Llegamos a Pingyao y nos despide con varios "gutabay" (goodbye).
Al salir de la estación nos rodean muchos chinos ofreciendo taxi, les sacamos el papel con el
nombre del hotel y todos lo corean. Nos piden 20 yuanes y no regateamos porque ya son las 9 de la noche y queremos cenar.
Nos montamos en un motocarro y vamos muertos de risa. Las rotondas por la izquierda, bicis y motobicis por todos los lados, una locura. Entramos en la muralla y nos llevan hasta el principio de la calle principal donde hay unos pitochos que no permiten seguir.
Pingyao es mi apuesta en este viaje, junto con el crucero del Yangtzé. Ha sido un empeño personal y espero que merezca la pena habernos desviado tantos Km hacia el norte.

Hacia la ciudad antigua de Pingyao

Y no decepciona. La llegada a la ciudad de noche es de esas imágenes que te emocionan. Toda la calle iluminada con linternas rojas colgadas de las casas. Esas fachadas de película...mmm espectacular!
Llegamos al hotel Tian Yuan Kui (300 yuanes la doble) que por supuesto está en la tónica de la ciudad. Nos registramos y por un laberinto de callejuelas (yo me perderé cada vez que salga de la habitación) vamos a la habitación. No las describo porque vale más una imagen.
Decidimos cenar allí mismo (155 yuanes) y acertamos porque todo está muy bueno. La berenjena para echarse a llorar de gusto, una sopa de cerdo con huevo requeterrica y yo que sé que más cosas. El trato exquisito, sobretodo por parte de la encargada, una china fina de elegantes gestos y muy eficaz a la hora de resolver cualquier contratiempo.
Después Juanmi, Alberto y yo, decidimos dar un paseo por las calles del centro. Maravillosas casas a cual más guapa, otras en rehabilitación. Casi todas son hoteles, tiendas, restaurantes. Es un sueño o realmente existe esta ciudad? El que vaya a ella que se pasee por la noche, cuando ya todo está recogido y en silencio. Es una delicia.
Y nos vamos a dormir que ha sido un día cansado. Sin hora para despertar!

Habitaciones del hotel Tian Yuan Kui

  • 1 de agosto: Pingyao
Bueno, pues por fin dormimos decentemente a pesar de la gente que cuando se levanta ya no piensan si el vecino duerme.
Fuimos a desayunar frente al hotel (95 yuanes) y después empezamos a callejear.

Un rincón del hotel

Callejuelas en el hotel

Calle Nan Dajie

Cualquier sitio vale para dormitar


Un kiosko


Torre al lado de Yamen del condado

Los hoteles tienen los portones abiertos y puedes entrar a verlos. Pasas a un patio interior, luego a otro y cuando ya crees que termina, hay otro más guapo todavía detrás. Sacamos un ticket para ver todo lo que había que ver en la ciudad. Nos costó 120 yuanes a cada uno y a Juanmi la mitad con el carnet de estudiante. Balma free.
Hace un calor exagerado pero no nos rendimos y vamos a verlo todo, todo. Balma como va con la silla, lo lleva mejor. Si antes ya la miraban con curiosidad, ahora con el carro más todavía. Nos costó 38 euros y eso que era el más barato. Así que supongo que para ellos resulta caro. A los niños los llevan en brazos hasta que andan.

Patios de casas
Pingyao es una ciudad amurallada con edificios de las épocas Ming y Qing. Fue un importante centro financiero de la época y cuando las competencias de la banca se trasladaron a Hong Kong y Shanghai, la ciudad quedó relegada en el olvido conservando su espíritu.
Visitamos el Palacio de Justicia o Yamen del condado, el Rishenchang que es el primer banco de China, el Museo del Mueble y yo qué sé cuantas casas más. Ya muertos nos fuimos a comer.

Pintura sobre cristal. Exquisito

Por la tarde nos acercamos a ver los tres templos taoístas que están juntos y después subimos a recorrer la muralla que está intacta. Es una construcción con almenas y está adornada con linternas rojas. Vamos, que es ideal para salir en una película de época. Como ya se nos va pegando ese espíritu chino de sacarte una foto en cualquier sitio, le pagamos un euro a ese señor que veis para sacarnos unas fotos en su carro. Él se "colocaba" y levantando una piernilla gritaba Tankiuuuuuuuuu! (que quiere decir thank you, of course).
Y después del tute de andar, nos fuimos al hotel a cenar, esta vez con cafés por lo que doblamos la cuenta.
Un paseíllo por las calles, compra con regateos de recortables y otras zarandajas y a dormir que hay que aprovechar esas habitaciones tan guapas.
Ofrendas de incienso


En la muralla con tankiuuuu!


Nan Dajie con la torre de la campana al fondo


  • 2 de agosto: Pingyao
Nos levantamos a las 9 y desayunamos otra vez frente al hotel (105 yuanes). Encargamos los billetes de tren en el mismo hotel. Queríamos litera blanda en compartimento cerrado y en la estación no te lo consiguen desde el mismo Pingyao. Estos del hotel tendrán un buen guanxi (contacto). Nos cuestan 840 yuanes entre todos. Los recogeremos a las 5. También pedimos una excursión para visitar la Casa Qiao Jia Dayuan que está a 40 km de la ciudad y el templo Shuangli Si a 8 km en otra dirección. El viaje nos cuesta 400 yuanes los cuatro y vamos en una furgo con chófer que sólo habla chino y poco.

Un carro con piedras de carbón

Jardín en la casa Qiao

La casa Qiao es una edificación construida en el siglo XVIII por Qiao Guifa un mercader de té que se forró con sus negocios. Tiene 6 patios interiores y más de 300 habitaciones amuebladas. En ella se rodó la linterna Roja de Zhang Yimou. La entrada cuesta 70 yuanes/adulto.
Fue un triunfo hacer alguna foto sin chino incluido. La casa es alucinante aunque tengo que decir que cualquiera de las de Pingyao está a la altura de ésta. Pero bueno, así podemos decir "yo estuve allí" cuando volvamos a ver la peli.
Comimos algunos pinchos en un mercado que hay en los alrededores porque habíamos quedado con el chófer a las 3 de la tarde para seguir al templo y ya era tarde. También compramos un primoroso paquete que después de tanto envoltorio tenía virutas de turrón. la compra fue más por el paquete que por el contenido pero bueno, no estaba mal.

Habitación de Qiao

Un patio

Colección de gorros

La linterna roja.

Los paquetes de turrón.


Volvimos a coger la carretera y nos dormimos en el trayecto. Tanto calor te aplatana. Al llegar al templo nos recibe un penetrante y "fragante" hedor que según Alberto era abono y yo estoy convencida que eran toneladas de mierda mierdosa.
Shuangli es un templo budista con 900 años de antigüedad. Aunque es patrimonio mundial, necesita una inyección de dinero para su mantenimiento. No obstante tiene unos detalles que no he visto en ningún otro lado como los relieves que rodean a la figura de la foto. Pinchad sobre la foto para ampliarla y observad la maravilla. Hicimos pocas fotos y a escondidas porque había cámaras ocultas en todas las estancias y llamaban la atención por un megáfono si te pillaban.
Al salir, Alberto fue al servicio y tuvo que abandonar la idea por el pestazo que tenía. Si vais no olvidéis un pañuelo con perfume porque es insoportable.
Entrada a Shuangli Su.


Los relieves de madera.

No sé que van a hacer con los cubitos si se quema.

Volvimos a Pingyao y seguimos callejeando a la espera de los billetes que se hicieron esperar más de la cuenta. Menos mal que llegó la jefa del hotel y con una llamada solucionó el tema. A las 8 un coche del hotel nos llevó a la estación.
Aunque el tren es antiguo de los de 160 km/hora, el compartimento no está mal. Compramos unos plátanos a una señora que va por los pasillos con un carrito y comemos lo poco que nos queda. Pensábamos que tenía vagón restaurante pero no se le puede poner ese nombre a lo que allí había.
Y nos pusimos a intentar dormir porque a las 7.20 tenía la llegada a Xian.

Cocina en la calle.


No importa la hora. Él siempre ahí.


Balma y una empleada del hotel.

Esperando al tren.

Adiós Pingyao!

  • 3 de agosto: Xian
Xian nos recibió a las 7.20 de la mañana con lluvias torrenciales y cuando digo torrenciales es que así era. Al salir de la estación tuvimos que poner a las maleta-mochila una funda de Quechua que habíamos llevado por si las moscas. Uno que yo me sé no tenía nada, así que la ropa empapada. Como todo se pega, pues nosotros ya tenemos mentalidad china con el paso de los días así que salimos disparados de la estación como si nos persiguieran. Tanto, que pasamos delante de la cola de los taxis y no los vimos. Tras dar un rodeo que nos acabó de mojar lo poco que conservábamos seco, vimos la cola que estaba en un pasillo de vallas con cubierta. Aquí ya no cabemos en un taxi porque llevan bombona en el maletero así que cogemos dos.
Belén y yo nos fuimos en uno sin la dirección del hotel escrita. Alberto le había señalado al taxista la Pagoda del Gran Ganso porque se suponía que el hotel estaba al lado. La dichosa pagoda está en un parque grande así que nos dejó lejos y todavía nos mojamos más.
Ya en el hotel les pedimos los billetes del tren para Chongqing (290 yuanes/adulto y Balma 45) y nos pusimos a desayunar mientras arreglaban la habitación. Hemos cogido una de 6 camas para nosotros solos (300 yuanes). El desayuno se alargó 1 hora porque tuvimos el gusto de dar con la camarera más tonta del planeta. Necia como ella sola. Ya "colocados" en la habitación preguntamos por la lavandería y nos dicen que hay lavadoras gratis y que tendamos la ropa en la terraza arriba. Están chiflados o qué? Con la que está cayendo ¿cómo se nos va a secar?.
A las 11.30 preguntamos por los billetes de tren y nos dicen que no los tienen y que tenemos que ir a buscarlos a la estación. Vale, le decimos que nos escriba en chino para pedirlos y... de repente ya consigue los billetes y que los tendremos por la tarde en el hotel. Alberto le dice con gestos que si no están allí le rebana el cuello.
Este toma y daca de ahora tengo billetes y ahora no, lo vamos a vivir siempre que los cojamos fuera de una estación. No entiendo si nos quieren demostrar que gracias a sus contactos nos los consiguen o qué, pero es práctica habitual.
Y por fin podemos salir cargados con el mochilón de ropa sucia que llevan por turnos Juanmi y Alberto.
En el centro preguntamos por una lavandería (con el diccionario en la mano) y amablemente nos acompañan.... a una tienda de lavadoras! El vendedor nos lleva a un chiringuito donde lavan ropa pero como nos quieren cobrar cada pieza como si fuese limpieza en seco de tintorería seguimos cargando con la ropa, je, je. Por ese precio nos podemos comprar la ropa nueva en China. Son unos tunantes y si pueden te sacan los ojos.
Vamos hasta la Torre de la Campana que es ésta que veis en la foto. Se construyó en 1384 pero dos siglos después la reubicaron donde está ahora. Vamos, como si coges la catedral de Burgos y la pones en Toledo. Desde arriba hay buenas vistas de la ciudad pero el día no estaba muy católico para ello. Después visitamos la Torre del Tambor que está al lado.

Torre de la Campana.
Cobraban 1 euro por tocar el campanón.

También querían cobrar por tocar el tambor, pero no, no.

Disfrazarse, el deporte nacional.

Una vista de la ciudad.

Interior de la Torre del Tambor.

Pero qué afán por jugar!

Ya era la hora de comer así que entramos en un sitio al lado de la torre del Tambor que estaba lleno de chinos. Nos sentamos y nadie nos atendía. Mirábamos pero no comprendíamos el sistema. Menos mal que vimos a una guiri comiendo y le preguntamos. Nos explicó que en el mostrador sólo vendían cerdo y que luego pasaba un carrito con otros platos. En fin, que no comimos muy bien (200 yuanes). Para compensar nos fuimos a un Starbucks al lado y comimos pasteles con café (170 yuanes).
Seguimos hacia el barrio musulmán (con la ropa sucia a cuestas). Callejuelas estrechas, mucho charco de agua y muchas casas con andamios que a veces dificultan la marcha pero con un encanto especial. Resulta chocante ver caras con rasgos orientales y pañuelo musulmán. Pertenecen a la minoría hui.

Entrada a la mezquita.

Los jardines achinados de la mezquita.






El barrio musulmán.

Al anochecer hay un mercado de alimentos muy colorista y animado. Fuimos probando distintos pinchos, comprando marionetas de cuero y algunas cosas más. Aquí nos hemos encontrado muchas excursiones de españoles cámara en ristre.
Nos vamos al hotel con la mochila de ropa a cuestas, lavamos un poco de ropa a mano y a la cama que mañana tenemos día de guerreros.

Y ahora una tanda de pinchos.






  • 4 de agosto: ejército de terracota
Llueve suavecito cuando despertamos y en vista del desastre de camarera que sirve el desayuno, ayer compramos en un super mil cosas. Cogimos un autobús urbano que nos lleva a la estación de autobuses. Allí enseñamos la foto de los guerreros y nos indicaron dónde paraba el 306 que es el que va hasta el ejército. Nos costó 28 yuanes a cada uno y tarda 1 hora y 20 en llegar. El autobús va haciendo varias paradas antes de llegar. La final es la nuestra.
Llegamos y sacamos las entradas (90 yuanes y 45 con carnet de estudiante). Las naves donde se encuentra el ejército están como a 2 km de la entrada y está lleno de todo tipo de negocios. Venden unos guerreros tamaño natural ideales para meter en la maleta.
En 1974 unos campesinos estaban haciendo un pozo y en lugar de agua encontraron pedazos de figuras rotas y algunas armas de bronce. Así empieza el descubrimiento del mayor museo in situ de China. De momento hay tres fosas descubiertas. La fosa nº 1 es la más espectacular porque contiene las 1087 de un ejército de infantería con carros de combate, colocadas en su lugar original. Cuando entras en ella te emocionas por lo impresionante que es la visión de este ejército mudo.
La fosa nº 2 tiene alrededor de 1300 guerreros con 89 carros. Tiene 4 ejércitos: unos de ballesteros de pie y agachados, uno de 64 cuádrigas que como eran de madera pues ya no existen, otro ejército de caballería dirigida por 6 cuádrigas y otro más mezclado con cuádrigas, infantería y caballería. Os pongo estos datos de un libro que compré allí porque lo que realmente se ve en esta fosa son restos que van descubriendo poco a poco. Tardan unos 2 meses en reconstruir una figura. Pues eso, trabajo de chinos. Con la colaboración de universidades y especialistas han dado con un método para preservar la policromía de las figuras que van desenterrando ya que en la primera fosa se perdió el color de las figuras al contacto con el aire. Así que esta segunda fosa promete mucho dentro de unos años.
La fosa 3 es la más pequeña con 68 guerreros. Se cree que es el estado mayor del ejército por su ubicación detrás de las otras fosas, por el carro laqueado con sombrilla que encontraron y porque las 30 lanzas que aparecieron eran armas para guardia de honor.
También hay un pabellón donde se exponen las dos carrozas de bronce que encontraron cerca de la tumba de Qin Shihuang. Simbolizan parte del cortejo fúnebre. La primera abría el cortejo con un guardia y la segunda era para el alma del emperador. 8 años de restauración!
Aquí también están expuestas las 2 figuras que mejor se conservan.
Dicho esto sólo añadir que se han encontrado montones de fosas en los alrededores del mausoleo: de animales y aves, de caballos sacrificados, tumbas de príncipes y princesas, cementerio de los constructores... Pero eso lo verán nuestros biznietos.
Como anécdota (anécdota ahora pero en aquel momento...) Juuanmi y Balma se perdieron durante 2 horas y media eternas. No voy a dar detalles pero creí que me daba algo. Si alguno vais con niños, cuidado, es muy fácil perderlos entre tantos miles de personas.


La carroza que abría el cortejo.

Carroza para el alma del emperador.

Arquero.

Infantería.



Fotos de la Fosa nº 1







A un chino le hizo gracia y la subió a la moto para sacarle una foto con su móvil.

Volvimos a Xian después de comer y al bajar del autobús estaba otra vez diluviando. Compramos algo de comer para el tren. Es difícil encontrar galletas sabor occidental y leche normal y corriente. Todo tiene un toque que cuando lo pruebas, el paladar no está por la labor. Tienen muchas salchichas y carnes envasadas al vacío pero hasta ese punto de desesperación todavía no hemos llegado así que optamos por comprar un bolsón de barritas de cereales que eso sí que es internacional. También cogimos yogures líquidos de distintas marcas a ver si alguno nos gusta. Volvemos al hotel en un bus urbano y vemos que al lado hay una especie de Pans & Company a la china. Compramos unos bocatas para cenar antes de coger el tren. Por cierto, bien buenos. Cogemos las maletas en el hotel y en 2 taxis nos vamos al tren. Nos espera una noche de tren hasta Chongqing.
Nos quedaron algunas cosas por visitar, entre ellas la muralla q la vimos desde el taxi pero con tanta lluvia los planes no siempre salen como desearíamos.
Por último decir que a mi, Xian como ciudad, me decepcionó un poco por lo mucho que esperaba de ella. Fue la capital de once dinastías. Por ella pasaron durante siglos mercaderes extranjeros y en ella convivieron distintas religiones. Vaya, que para lo que fue, no le luce.
En fin, sería el mal tiempo que influyó en esta percepción. De todas formas quedó sobradamente compensada con el ejército de terracota.

  • 5 de agosto: Chongqing.

Baño super público.

Cogimos el tren nocturno a Chongqing la noche del 4 al 5 de agosto y pudimos dormir unas horas hasta que la gente nos despertó en sus visitas al baño. Las abluciones mañaneras chinas son incontables. Ya no es importante el escupitajo. A eso ya nos hemos acostumbrado. Lo peor es descubrir la variedad de ruidos que se pueden hacer antes de soltar el lapo. Lo curioso es que sólo se les revuelven las tripas a los extranjeros. Los demás siguen comiendo o conversando al lado como si nada. Me desperté a las 5 de la mañana y fui a lavar los dientes. Lo dejé para otra ocasión porque aquellos lavabos tenían de todo. Entonces me dediqué a hacer fotos al paisaje cuando los kilométricos túneles lo permitían.











El tren tenía la llegada a las 9.30 pero como había inundaciones se retrasó hasta las 11. Cogimos 2 taxis para ir al hotel. Tardamos mucho en llegar porque ninguno de los dos sabía dónde estaba. Hay que recordar que Chongqing tenía 32 millones de habitantes hace 4 años. Ahora ni se sabe. No encontraban la calle. Normal, porque era peatonal. Era en un barrio típico de los que ya quedan pocos en esta ciudad. Nosotros ni lo habíamos visto cuando estuvimos hace 4 años y eso que estaba bastante cerca del puerto.
El hotel es una casa tradicional colgada como las de Cuenca con vistas al río Yangtzé. Cuando
entramos en nuestra habitación vimos el bonito goterón que había justo sobre la cama y que había mojado hasta el colchón. Como no tenían otra libre con baño nos dijeron que nos llevaban a otro hotel del mismo dueño que estaba al lado. Así que nos separamos y Balma, Alberto y yo nos fuimos escaleras arriba (el barrio no tiene calles, sólo escaleras) a punto de darnos un infarto por culpa de las maletas y el calor. El hotel era una casona restaurada realmente exquisita (hotel Sunrise) pero no sé hasta qué punto es aconsejable porque vayas en la dirección que vayas, tienes que subir o bajar montón de escaleras. Allí tienen una lavadora gratis para hacer la colada que a estas alturas ya es casi toda la maleta.
Salgo por el barrio a buscar detergente y encuentro una tiendilla de unos 2 metros cuadrados. Entro en la cocina de la señora (unos 70 años) a llamarla y por gestos le digo que quiero detergente. Me contesta con la mano que son 5 yuanes. Le digo que vale y le hago el gesto de que quiero 2 paquetes pero ella entiende que le ofrezco 2 yuanes. Como están tan obsesionados con el regateo me dice que ni hablar. Tuve que entrar yo a coger 2 paquetes y darle 10 yuanes. Je,je.
Pues nada, a poner un par de lavadoras. La hemos colgado en el baño que tenía unos halógenos muy potentes para secar la ropa.
Hablamos con la recepcionista para preguntarle si podemos contratar allí el crucero por el
Yangtzé (gran error) y nos tiene dos horas allí con fotos, excursiones, precios. Al final cogemos uno con todo incluído por 1752 yuanes cada uno y Balma 182. Por supuesto después de pagar nos dice que no hay crucero, hace la llamada a su guanxi y ya lo tenemos. Vacilan o qué?
Por fin salimos del hotel. Las 4 de la tarde y sin comer. Cogemos un taxi al centro, al monumento a la liberación.
El centro de Chongqing es supermoderno, cien por cien comercial y con mucha gente paseando. Aquí y en Shanghai es donde vimos la gente mejor vestida y con cortes de pelo más modernos. Se nota la pasta y también las diferencias sociales extremas, claro. Ni un restaurante a la vista, sólo Mc Donals y KFC. Nos vamos a este último y van 4 comidas basura en este viaje. Demasiado para mi gusto. Después vamos a comprar unos secadores de pelo a uno de tantos "corte inglés" que hay en estas calles. Cuando vamos a pagar con la Visa no nos la admiten. Sólo Visas chinas. Allí quedaron. El que vaya a China se va a encontrar con que sólo en los hoteles de lujo admiten tarjetas extranjeras. Eso sí, en los cajeros puedes sacar 200 euros como máximo.

La calle del hotel

Hotel Sunrise

Fuimos paseando hasta el teleférico que cruza el río porque queríamos ver un barrio típico que había al otro lado (hace 4 años). El trasto está igual de viejo que la otra vez y el barrio... completamente arrasado para hacer torres de 30 pisos. Toda la ladera del monte ha sido construida de nuevo. Es alucinante lo que ha crecido la ciudad. Estuvimos paseando por la zona y cogimos un taxi para bajar al puerto donde cenamos superpicante y volvimos andando al hotel que está a 20 minutos.

Cruzando el río.

Lo que queda del barrio.

Esta zona no existía hace 5 años.


Cuadro de honor de albañiles. Sí, sí.

Esto es nuevo también.

El puerto.

  • 6 de agosto: el segundo día en Chongqing.
Como siempre, no hemos necesitado despertador. "Ellos", con sus voces se encargan de sacarnos del sueño. Nos dicen que desayunaremos todos en nuestro hotel. Vale, tiene mejor pinta que el de ellos. El desayuno se convierte en una odisea. Al final hacen un café tan perro que dan ganas de vomitar. Luego nos enteramos que el personal del hotel son universitarias que tienen el alojamiento gratis a cambio de su trabajo como camareras y no preguntamos qué otros servicios. El día anterior, mientras reservábamos el crucero, andaba por allí el jefe. Tenía pinteja de mafioso y entraban y salían de una habitación donde jugaban a las cartas.
Y ya pseudodesayunados salimos a intentar ver algo de la urbe.
El patio de hotel Sunrise

No os he hablado nada de Chongqing que significa "doble felicidad". Dicen de ella que es la ciudad más grande del mundo. En realidad es una municipalidad que si hace unos años tenía 32 millones de habitantes, ahora andará por los 40. Lo digo por la velocidad de construcción. Hemos visto barrios enteros de rascacielos nuevos. Fue separada de la provincia de Sichuan para convertirla en zona de régimen económico especial. Depende directamente del gobierno de Beijing al igual que Shanghai y Hong Kong. De lo que tratan es de desarrollar económicamente el oeste de China a través del río Yangtzé.
El nacimiento de Chongqing se remonta al año 1000 a.C. cuando fue la capital del reino de Ba. En la época de la invasión japonesa, el Kuomintang se retiró y estableció allí la capital durante la guerra.
Se encuentra en una península formada por el río Jianling y el Yangtzé que se unen al final de la tierra firme. Allí está el muelle de Chaotianmen que tiene un especial encanto. Es una ciudad moderna que conserva algún lugar interesante pero como es tan grande, da la sensación de que hay poco que ver.
Por cierto, es uno de los hornos de China. Insoportable el calor húmedo.

Unas fotos del barrio del hotel.




Al lado del hotel descubrimos una casa- museo digna de visitar. Se llama Guild House y no venía ni en las guías turísticas. Vamos que a la Lonely Planet también se le escapan detalles importantes. Era una casa consistorial donde la gente acudía a pagar sus tributos y pedir consejo. Muy bonita, tanto en sí misma como el entorno.


Unas fotos de la Guild House






Después cogimos un taxi y nos fuimos al Museo de las Tres Gargantas. Nosotros ya lo conocíamos pero queríamos que Juanmi y Belén lo vieran para que se fueran "aclimatando" a lo que nos esperaba en el crucero por el Yangtzé. La entrada es gratis. Se encuentra frente al Gran Salón del Pueblo.
Museo de las Tres Gargantas.

Gran Salón del Pueblo.

Interior del museo de las Tres gargantas.

Petroglifos encontrados en las laderas del Yangtzé.

Terminada la visita turística fuimos hasta las cercanías del hotel donde encontramos un buen restaurante. Al final los buenos restaurantes son los que salen más baratos porque suele estar buenísimo todo lo que pides y el precio es similar a uno malejo. Lo que pasa que no siempre hemos encontrado uno a la hora oportuna. Como siempre las mesas ocupadas ya estaban terminando, o sea que somos los últimos. Al terminar de servirnos y como era la hora de descanso, camareros y cocineros con gorro y todo, se sentaron en las mesas de al lado a ver en la tele... Tom y Jerry! Estaban alucinados mirando la tele y se morían de risa con los dibujos animados. No acabo de pillar el concepto.
Volvemos al hotel a buscar las maleta. Una de las chicas del hotel nos acompañará a coger los billetes al puerto. Intenta parar dos taxis pero resulta difícil así que nos dice que si no nos importa vamos andando hasta el puerto que son 5 minutos (va a ser "algo" más). Menos mal que estas mochilas-maleta tienen ruedas. La caminata con bochorno incluido al final resultó interesante porque nos llevó por un barrio de carga de camiones donde empaquetan y transportan todo tipo de mercancías. Será lo que nos venden al mundo.
A Belén, Balma y a mi nos dejan en una oficina de la agencia que estaba encima del puerto y la chica se va con ellos dos al puerto. Y allí sentadas a Balma le entra un apretón de los de ella que aguanta hasta el final. Le pregunto a la chica si tiene un WC y la muy pedorra me dice que no. Belén me da una bolsa de plástico y salgo con la niña a la calle. Está tan desesperada que cada vez que ve una esquina me dice "aquí mismo mamá" pero a mi me da un poco de palo con tanta gente. Subimos por una calle y se me quiere meter en la cuneta que tiene un metro de profundidad. Ya por fin llegamos a un aparcamiento de autobuses y pasamos la barrera. La llevo al lado de un bidón lleno de basura y la niña me dice "méteme ahí mamá". Le pongo al lado la bolsa de plástico y le digo que apunte bien. Cierro la bolsa y a la basura. Experiencias.
Después de bastante tiempo llegan por fin con los billetes y nos dicen que tenemos que coger un autobús porque no podemos embarcar en Chongqing a causa de la crecida del río por las inundaciones. Cada información es una nueva sorpresa en este país.Yo creo que se lo inventan sobre la marcha. Según ellos el embarcadero está muy cerca, a 20 Km, je, je. Seguimos a la guía hasta donde está aparcado el autobús, es decir, en medio de una calle con tráfico. Un caos para subir. Por fin estamos colocados y arrancamos. Van pasando el tiempo y los Km. Sólo llevábamos unas magdalenas recién hechas que habíamos comprado en un puesto callejero porque según nos habían dicho embarcábamos a las 6 de la tarde. Hicieron una parada a mitad de camino y compramos algo de beber y unos plátanos. Dejamos la autopista y nos metieron por una carretera que estaba hecha polvo por las inundaciones y la estaban arreglando. Tras ¡3 horas y media! llegamos al embarcadero. Vemos el río allí abajo. ¡Había como 300 escalones!
Fue una aventura bajar con aquel peso porque si te caes no paras hasta el río.
Y al final de todo... un par de tablitas para pasar a los barcos. yo monté un pequeño atasco porque me da pánico pasar sobre el agua. Tuvo que dar la vuelta Alberto y arrastrarme literalmente. Y ya no os cuento más por hoy porque la aventura del crucero o "esa cosa" la dejo para otro día.

  • cómo era la vida en Chongqing.










  • 6,7,8,9 de agosto: el crucero o esa cosa.
En mi última entrega os había dejado a la entrada del barco. Nos cambian los billetes por una tarjeta que nos identifica con el barco y el piso donde nos alojamos. Nada más llegar ya vimos que aquéllo no se correspondía con las fotos que nos habían enseñado al contratarlo. Al entrar al camarote apestaba a pie. Cada uno pensó para sí mismo quién de los cinco olería tan mal. Decidimos ducharnos. Omito la descripción del baño porque ya la veis en la foto. Sólo os diré que el olor que subía de aquellas cañerías era insoportable. Ni abriendo la ventana se dispersaba. El primero que entró a la ducha fue el pobre Juanmi. A los dos minutos grita pidiendo una toalla. El pomo del agua salió disparado y desapareció por el váter abajo (vater que hacía las veces de ducha también). Salía un chorro potente y yo me sentía culpable de acabar con las reservas de agua del barco. Fuimos a llamar a la especie de guía que nos habían asignado y vino con un fontanero y un mando nuevo. Se ve que no era la primera vez. Ya duchados nos dimos cuenta que el olor a piesazo persistía. Dios! aquel olor formaba parte de la historia del barco. Vemos de nuevo a la guía y nos quejamos de aquella mierdaza de crucero. Y pensar que estábamos allí encerrados sin poder largarnos. Nos pide los resguardos de las excursiones que habíamos contratado, le decimos que estaban pegados al billete que nos habían recogido al entrar. Nos informó que a las 6.30 de la mañana! teníamos que estar preparados para hacer la visita a la Ciudad Fantasma .No se fió en todo el viaje aunque nos dio entradas para todas las excursiones.
Damos una vuelta por el barco para tomar conciencia de la situación. Me da risa porque antes de salir de España le mandé un mensaje a la madre de Juanmi para que le metiera en la maleta una camisa un poco curiosa para la cena con el capitán. Yo pensé que aquéllo era como el barco de "Vacaciones en el mar".
Subimos a la cubierta y nos pidieron la tarjeta para salir a ella. Había que pagar por estar allí! Nos costó 60 yuanes a cada uno. En la cubierta conocimos a los que serían nuestros compañeros de viaje: Paolo un italianísimo universitario que viajaba solo y que con una impecable camisa blanca planchadísima de Ralph Laurent brillaba entre aquella mugre. Un chico americano que hablaba chino y español y viajaba con sus padres, una pareja holandesa, otros dos americanos con sombrero de cow boy, un alemán hippy de verdad y la monísima china que dijo que su nombre en inglés era Carmen(?) y se coló por Juanmi. El resto, chinos y chinos dando voces, supercontentos de estar allí y jugando continuamente. Algunos no salieron del camarote en todo el viaje. Pocos compramos el pase para salir a cubierta.
Por supuesto a esas horas el restaurante o llámenlo X está cerrado. Así que no nos queda otra que comprar en una tienducha que hay en el hall una bolsa de barritas de cereales porque es lo único comestible que vimos. El resto eran esas sopas que toman en un pequeño barreño añadiéndole agua caliente, esas carnes de sabe dios qué, que están envasadas al vacío o los mil tipos de salchichas plastificadas que me recordaban a los rulitos para perros.
Y con las mismas nos fuimos a dormir. A ver si por la mañana se nos sube un poco el ánimo.

Nuestro apestoso baño privé. 1 metro cuadrado para hacer de todo.


El maravilloso camarote.

Los útiles de limpieza de la moqueta.

La irrepetible moqueta. Lástima no poder grabar los olores.

Dispensador de agua caliente para el té y las sopas.

El ranchito de la lavandería.

El barco navega un poco de noche y nos deja en Ghost City. Los chinos están levantados hace rato, voceando, riendo, escupiendo. Se oye todo desde la cama que es super dura. Yo duermo de lado, porque no cabemos, en una de abajo con Balma. Cuando despierto casi vomito porque tengo aquella moqueta a un palmo de la nariz.
Desembarcamos para ver la ciudad de marras y podemos comprar unos plátanos para desayunar que junto con las barritas de cereales serán nuestro desayuno. Cogemos un coche eléctrico que nos cuesta 10 yuanes a cada uno y nos deja 500 metros más allá al lado del telesilla que por supuesto también hay que pagar si no quieres subir 100000 escaleras. Inocentes.
Delante de nosotros van unas señoras que al llegar arriba una de ellas se atascó y el telesilla la fue corneando como si fuera una vaquilla del aguardiente.
La ciudad de marras es un mal chiste. Una especie de cómic malo preparado para el turismo masivo. Los locales sacando fotos como locos.
A la vuelta compramos algo más de fruta y nos instalamos en la cubierta que es el único sitio medianamente potable. Por lo menos vemos el paisaje, que eso sí merece la pena.
Encontramos a la guía y le preguntamos cuándo será la próxima parada. Nos dice que a las 9 de la noche. Y nosotros sin comida!
Hacemos tiempo y vamos con Paolo al "restaurante". Comemos a la carta. No os creais que lo de la carta era ningún lujo. Malcomimos. Esa será la tónica.
Desembarcamos dispuestos a cenar y por una vez en mi vida me acuerdo que es el día en que nos casamos. Invito. Pasamos de la excursión al templo budista que ya estamos hartitos porque se parecen todos y nos sentamos en un chiringuito de la calle. Cenamos de película y por ¡58 yuanes los cinco! También compramos una piedra de 2 kilos (lo siento pero ya no me aguantaba por comprar una piedra) y algunos libros antiguos a un señor de la edad de Matusalén.
Volvemos a la cubierta a tomar unas cervezas porque es el único divertimento. A las 11 nos echan para la cama.

Apolineo Paolo. Un italiano vero.

Hasta la señal azul llegará el agua cuando se llene la presa.


Las inundaciones llegan hasta la marca que veis.

La cubierta del barco.

Depósitos de carbón.





El día 8 nos levantamos más tarde porque había otra visita de maitines a un templo (de alguna manera hay que justificar tantos días allí metidos) y nosotros hemos pasado. A fin de cuentas lo que queremos ver son las tres gargantas y la presa. Desayunamos lo que hemos comprado la noche anterior. Ahora nos explicamos porqué los chinos embarcaron el primer día con bolsas llenas de comida.
Teóricamente a las 10 de la mañana entramos en las gargantas. Hasta ahora el paisaje ha sido bonito pero un poco repetitivo; mucha vegetación algún pueblo feote... Nos hacemos fuertes en cubierta con los paraguas para el sol. El calor es agobiante. Entramos en la primera garganta. Las paredes se estrechan y caen sobre el río en vertical. Algunos tramos tienen un km de altura.
Vamos a preguntarle a la guía por las 3 gargantas pequeñas y la hora a la que llegamos a Yichang que es el final del viaje. Nos dice que el crucero acaba al día siguiente! ma como e posibile! Nos han engañado desde el principio. Nos han empaquetado un día más y nosotros con las reservas de los días siguientes hechas! Momento de tensión-bajón. Otro día más en aquel cascarón.
Tenemos que reestructurar el viaje. El americano que habla chino nos ayuda a llamar a los hoteles y hacer una remodelación. Decidimos saltarnos Hangzhou porque nos falta un día.
Llegamos a Wanzhou y nos bajan a otro barco más pequeño porque el nuestro no cabe por la garganta. En éste también tuvimos que pagar 30 yuanes cada uno por subir a la cubierta. Es que sino no ves nada! El paisaje cada vez más es más espectacular. El calor también. Vemos hasta monos porque aquello parece la selva. Llegamos a otro embarcadero donde cambiamos a unas barcas más pequeñas para ver las gargantas más estrechas. casi tocamos las paredes. Esta es la imagen idílica del Yangtzé. Un señor nos toca la flauta desde un acantilado. Tiene un sonido especial en aquel silencio. Otros nos cantan desde una barca. Todo muy montado para el turismo. De repente un chino reparte un llavero plastiquero a cada uno. Yo pienso que es un detalle inusual en este país y lo agradezco, je, je. Al final nos pide 10 yuanes por el llaverito de marras. Una manera de enturbiar el buen rollo que había. Todo es negocio y llega un momento que te cansas de que te sangren. Son muy peseteros o mejor yuaneros.
Volvemos al barco y ya no paramos hasta el día siguiente.



Antiguos caminos desde los que se arrastraban las barcas con cuerdas.




El barquero, simpatiquísimo hasta que algunos no quisieron pagar el dichoso llavero.




Nos levantamos a las 8 y nos dedicamos a preparar las maletas. Ya vemos la presa de las tres Gargantas... es imponente, espectacular. No sé, es que a mí me emocionan las grandes obras de ingeniería. Desembarcamos y dejamos las maletas en una consigna. Nos suben a un autobús para ir hasta la presa. Todo está muy controlado y hay soldados por todas partes. No imagino qué pasaría si hay un atentado.
Nos gustó mucho esta visita. Y a pesar de todos los pesares y miserias que hemos pasado creo que mereció la pena el crucero. La presa acabará de llenarse en 2010 y el paisaje no va a ser ya tan espectacular.
Gracias a las gestiones de Carmen, la china con nombre "inglés" conseguimos subir al autobús que nos lleva a Wuhan. Cenamos en el mismo hotel que es mochilero pero está bien. Por fin un bocata de chapata. Nunca pensé que iba a echar de menos los bocatas. Aprovechamos para anular las reservas de hotel de Hangzhou y contratamos 2 días en Guilin para estar más relajados. A estas alturas de viaje estamos un poco cansados de tanto ir y venir.
Buenas noches Wuhan, Buenas noches a 8 millones de chinos. Otra megaciudad.


Las esclusas de la presa. Un barco tarda 4 horas en cruzar la presa. Muy interesante.

La presa más grande del mundo mundial.


Gracias a que cogió a Balma pudimos comer tranquilos.

  • 10 de agosto: nos vamos a Guilin.
Nos levantamos y desayunamos en la terraza del hotel (100 yuanes). En el mismo hotel nos gestionan los billetes para Guilin(léase Kuílin que sino no entienden). El chaval suda porque es la primera vez que lo hace pero es competente. Nos cuesta 830 yuanes/adulto y 500 Balma. A la 1 nos vendrán a buscar dos taxis para ir al aeropuerto. A medio camino el taxi dejó la autopista y se metió por unos caminos supersospechosos. Yo ya pensé que nos raptaban. Y en medio de un descampado vemos el moderno aeropuerto de Wuhan. Apenas hay gente y mucho menos extranjera. El vuelo duró 1 hora y media. Antes de salir del aeropuerto decidimos comprar los billetes para la vuelta a Shanghai y nos acercamos a una oficina que tiene allí la agencia municipal de turismo. Y como los vimos tan competentes contratamos para el día siguiente un paseo en barca por el río Li. Nos llevarán hasta el río en una mini van que después nos recogerá para llevarnos a Yangshuo donde dormiremos la próxima noche. Esto nos cuesta 250 yuanes/persona. También encargamos la excursión a los arrozales de Longsheng en una Van para 8 personas que nos costó 400 yuanes/persona. Balma va gratis a las dos. Es una suerte que no mida más de 1.20 mts porque aparte de los billetes de avión y tren ha viajado prácticamente gratis. Y yo quejándome de que no crece bastante!
Cogemos un par de taxis y se ponen a 40 por la autopista. Ya vamos negros y cuando llegamos al peaje ¡Nos piden 10 yuanes para pagarlo! Primera vez que nos pasa esto en el viaje y en la vida. Al parecer es costumbre local. No me extraña porque Quilin está hasta arriba de turistas extranjeros y los locales piensan que por el hecho de ir hasta allí somos millonarios. Vamos a tener que andar con mil ojos porque ya venimos un poco trayados de tanto regateo. Se va uno del país con la sensación de que veneran a San Dinero.
Llegamos al hotel que resultó magnífico. Lástima que no tengan habitación para el día de vuelta de Yangshuo. Como curiosidad la ducha tiene una cortina que se abre a un cristal que da a la habitación. Creo que se está poniendo de moda por aquellas latitudes porque ya he oído alguna mención al tema.

Llegando a Guilin.

Riming Shuang Ta.

Guilin se ha convertido en otra gran ciudad y ha perdido parte de su encanto pero el centro aún conserva encanto con los dos lagos comunicados. No obstante es la ciudad ideal para disfrutar del paisaje karstico de sus alrededores. El hotel está situado al lado del lago del este con las dos pagodas gemelas Riming Shuang Ta. Hay un paseo alrededor muy cuidado y frondoso por el que dimos una vuelta hasta la hora de la cena. Fuimos a un restaurante japonés muy cool y en el que comimos muy bien. Los kimonos de las camareras modernos y elegantísimos. Cuando acabaron de servirnos (éramos los últimos como siempre) se cambiaron y entonces ya vimos que eran chinas disfrazadas de japonesas. Después dimos un paseo por la calle peatonal bulliciosa y llena de chiringuitos donde vendían de todo. Mucha terraza y discotecas con "reclamo" a la puerta. Otra curiosidad, los restaurantes ponen pelis occidentales durante la cena para atraer clientela (?). Como si fuéramos a China a ver películas. Si la mejor película la tenemos en la calle!
Regresamos al hotel.

Balma y yo.
  • 11 de agosto: de Guilin a Yangshuo.
Habíamos quedado a las 9 para que la Van nos recogiese. Ya nos tenían preparado el desayuno que habíamos encargado el día anterior en el hotel (125 yuanes). El chófer llega puntual. Se hace llamar Frank para los extranjeros y es tranquilo y discreto. La Van impecable. Sólo vamos nosotros. Después de una hora por la autopista nos desviamos hacia Crown Cave por una carretera en obras malísima. Vamos viendo un paisaje de arrozales hasta que llegamos al embarcadero donde nos montan en dos barcas de bambú (luego vemos que más bien parece de PVC). Aquéllo era un espectáculo como diría Vidal. Hicimos una parada en la orilla. Nos hemos vuelto locos haciendo fotos de esta travesía entre estos picachos kársticos con las aldeas y los bosques de bambú al lado del río. Me ha costado no ponerlas todas, je, je. Las gentes de por aquí se dedican a la agricultura y la pesca con cormoranes.
Hemos navegado una hora río abajo y después nos dan la vuelta al embarcadero. Hay muchas barquitas como las nuestras y también los cruceros que van de Guilin a Yangshou atacados de gente. Nos alegramos de haber elegido esta opción.
En el embarcadero le compramos a una señora muy mayor un ramillete de una fruta rarísima y muy rica. Sabe dios que sería. Frank nos lleva a Yangshuo.


Una buena manera de despertar el cuerpo.

Vendedora en Crow Cave.

La vida al lado del Li.











La imagen más famosa.









La estilográfica.






Nuestra frutera. No está agachada es que anda así.

Llegamos a Yangshuo que es una pequeña ciudad muy, muy turística pero agradable y "manejable" en tamaño. El hotel que reservamos hace dos días por internet es como para recomendar al enemigo. Bonita fachada tradicional y un interior con potencial aunque cobrando lo que cobra por habitación doble (6o yuanes) no sé yo cómo va a ahorrar para rehabilitarlo. No estaba de más que, por lo menos, limpiase un poco el polvo. Bueno, total por una noche... El jefe es majete y nos cuenta que tiene una niña pequeña que se llama Bruce. Sí, sí como Springteen.
Salimos a comer enfrente del hotel. En la ciudad donde más turistas hay, no nos entienden (160 yuanes).
Decidimos visitar el pueblo Fuli que está a 8 km. Para ello vamos a alquilar una bici pero ya son las 4 de la tarde y hace mucho calor así que cogemos unas motos eléctricas que nos cuestan 60 yuanes cada una por media jornada. Como somos impares pues me toca ir sola. Menos mal que el tráfico es más fluido que en otros lados.
Yangshuo.


Juanmi y Balma en la moto eléctrica.

El pueblo Fuli, una full pero bueno, en realidad lo que vamos es a bañarnos al río. El agua está limpia y caliente pero hay una corriente que nadando con todas las ganas no se avanza ni un cm.
Volvemos hasta Yangshuo y nos vamos a la orilla del río. Hay gente bañándose, paseando en barcas, globos en el aire. Idílico y pastoril.
Tomamos algo en un sitio fino y pagamos también fino (170 yuanes) como una comida completa.
Salimos otra vez de la ciudad a recorrer el campo y ver la famosa Cabeza de Dragón. No hay ninguna indicación así que suponemos que es un picacho con una cresta encima que se asemeja a un dragón. Hay tantos y tan guapos...
Vamos viendo trabajar a la gente en los arrozales. Trabajo duro todo el día metido en el lodo.
Volvemos al anochecer y nos vamos a la calle West que es peatonal. Compramos alguna cosilla: calzones Calvin a 11 yuanes, camisetas falsas a 30, sellos tallados con tu nombre en chino por 40,incluso regateamos por unos españoles que querían comprar uno y les daba corte pedir que les regalaran la tinta. Y es que a estas alturas regateamos como los chinos. Ellos se van cabreando a medida que tienen que bajar el precio pero es todo comedia.
Después fuimos a cenar a Le Votre (350 yuanes). Un sitio de comida europea tranquilo y sin agobios. De pronto una rata como un demonio se pasea entre las mesas. Nadie se inmuta. Será la mascota.
Hay una despedida de soltero. Los chinos tienen una tajada de órdago. Están en la fase de "exaltación de la amistad y cánticos populares" y nos hacen una foto brindando por los novios.
Dimos un paseíto y a la cama porque en el hotel no hay internet para alargar un poco más la jornada.

Una raza de vacas enanas.

Baño en el río


Llevaba todo el viaje preguntando dónde había un cementerio chino (colecciono fotos de cementerios). Me habían contestado que los enterramientos eran en el campo y de vuelta a Yangshuo allí me encontré las tumbas.




Labrando el lodazal.


Las plantas de arroz secando en manojos.

De vuelta a casa después de una larga jornada de trabajo.

Esta especie de peras pesarían kilo y medio cada una. No exagero.
  • 12 de agosto: regreso a Guilin.
Volvimos a desayunar en Le Votre; más que nada para saludar a la rata, je, je. Y sí, la volvimos a ver tan pancha entre las mesas. Después fuimos andando hasta la parada del bus para Guilin. Lo del autobús tiene su aquél. En las estaciones hay una señora que te coloca en tu autobús y lleva un registro de billetes que va escribiendo a mano. Aparte está el cobrador que viaja dentro y el conductor. Frank nos dijo que cogiéramos el express que iba directo. La "registradora" no nos hizo ni caso y nos colocó en el primero que salió. Rápidamente nos dimos cuenta que aquello no era express. El cobrador iba con la puerta abierta y gritando "Guilin". Si los que esperaban a la orilla de las calles hacían un gesto afirmativo, paraba y se montaban. Cuando se acabaron los asientos aparecieron taburetes que fueron llenando el pasillo. En mitad de la carretera subió un matrimonio con un niño en brazos de la edad de Balma más o menos. Rápido me di cuenta que aquel niño no tenía tono muscular ni expresión facial y decidí que le iba a dar a ellos el carrito de Balma. Era el mejor candidato.
Cuando llegamos fui corriendo a buscarlos y les dije por señas que esperasen un momento. Desplegamos el carro y se lo llevé. No voy a olvidar la cara de agradecimiento y los gestos de aquella pareja. A Balma le expliqué lo que pasaba pero aunque dijo entender que el niño necesitaba la silla, estuvo mosqueada todo el día. Niños.
Aquí en Guilin ya no hay colas ordenadas para coger un taxi. Aquí los turistas están para sacarles lo máximo. Te dan un precio y si lo quieres bien y sino también. Pasan del taxímetro.
Este hotel está bien aunque no tanto como el del primer día en esta ciudad. Eso sí, petado de españoles.
Hemos decidido que ya no vamos a ver ningún templo ni subir a ningún pico. No tenemos alma de alpinistas y menos con este calor pegajoso. Así que cogemos el bus nº 3 al lado del hotel y nos vamos a ver la Cueva del Junco o Ludi Yan que está a 5 km. Se llama así porque a la entrada se acumulaban los juncos que los lugareños empleaban para hacer instrumentos musicales y es una de las más grandes del mundo. Sirvió como refugio aéreo durante la invasión japonesa.
La verdad es que es impresionante. En las fotos la veréis con demasiado color. No era tanto pero es que no utilicé flash y quedaron así. "Alguno" que yo me sé, pasó olímpicamente de la cueva porque dijo que vista una vistas todas. Bueno, son opiniones.

Ludi Yan.


Lago interior. Me ha salido bien la foto, no?

Volvimos cerca del hotel y entramos en un restaurante que tenía los baldes con peces fuera. Creímos que íbamos a comer bien. Elegimos al pobre pez y oh sorpresa! a los 5 minutos estaba en la mesa... el abuelo del pez. Probamos y aquéllo estaba recalentado como todo lo demás que pedimos. Lo dejamos todo, pagamos y nos fuimos al hotel a descansar un poco porque hacía mucho calor.
Cuando íbamos a salir encontramos en la recepción a una señora catalana que tenía una niña de origen chino. Su pareja nos estuvo contando que venían del Yunan donde habían ido a conocer el orfanato de su niña. El hombre se emocionaba al contar y a mi se me caían las lágrimas con él. Les habían dado un recibimiento muy afectuoso y estuvieron todo el día con ellos. Habrá que hacer lo mismo en el próximo viaje.
Salimos hacia la Trompa del Elefante dando un paseo por la ribera. Luego pasamos al otro lado del río y vimos un barco fluvial pasar una pequeña esclusa. Pura ingeniería en unos 10 minutos.
Continuamos el paseo hasta el lago del este con minipalacio de cristal sobre el lago que a Balma le encantó (tan Barbie, tan princesa ella). Todo ello aderezado con chicoconcámara- chicaposandocualactriz. Ahora recuerdo aquella señora entradita en años de la presa de las Tres Gargantas que estaba posando abrazada a la rueda de un Dumper gigante que se descalzó y levantaba el pie como una actriz.
En el camino vimos muchos restaurantes con las jaulas fuera y los animales vivos. Lo que más nos llamó la atención fueron las serpientes y las pobres ratas del bambú que son unos bichos de unos 4 kilos muy peludos. Perros no vimos(menos mal) porque ésta es zona de comerlos. En fin, que buscamos un restaurante que no tuviera animales fuera. Después de intentar entendernos con la que decía "saber" inglés comimos bastante bien. Volvimos al hotel a dormir que al día siguiente tocaba ir a los arrozales.


La Trompa del Elefante o Xianghi Shan.


  • 13 de agosto: Longshen y el espinazo del dragón.
Este hotel tiene un fallo, no da desayunos. Así que comimos lo que habíamos comprado la noche anterior.
A las 8.30 llegó la Van a recogernos y vamos a recoger a 2 personas que vienen de Yangshuo a la estación de autobuses. Son Françoise y Astrid, madre e hija francesas que resultaron ser una agradable compañía. En especial la madre que dominaba la ironía como nadie. Aparte del chófer nos acompañaba una guía.
Longshen está lejos de Guilin o al menos eso nos pareció. La carretera que sube desde la orilla del río que está en el fondo del valle hasta la aldea de Ping'an es infernal (pequeño mareo) 6 km de curvas peores que las de Asturias. Además está muy deteriorada por las inundaciones. Hemos visto casas al lado del río destruidas por el agua.
Por esta zona vive la minoría étnica zhuang. Sus pueblos con grandes construcciones de madera muy distintos a lo que hemos visto hasta ahora. La gente es bastante bajita y con los ojos redondeados, tipo Vietnam.

Especie de lagartijas secas.



Por fin llegamos a Ping'an. Nos dejan a la entrada porque no hay más carretera. Todo el pueblo son escalones. Vamos, que esta gente no puede usar ni bicicleta. Nos ofrecen palanquines para subir hasta los arrozales a 200 yuanes. Pensamos que es caro pero cuando llegamos arriba a mi ya no me parecía tan caro. En China resulta todo tan barato que cuando llevas allí 20 días, 200 yuanes te parecen mucho. De todas formas a mi me dio palo ver a un americano de unos 130 kg llevado por un par de chinos que pesarían 50 cada uno. Les iría mejor cobrar por kilo transportado. La guía nos preguntó si queríamos comer antes o después de ver los arrozales desde la cima. Decidimos hacerlo después.
Empezamos a subir, subir, sssssubiiiir por escalones que menos mal que tenían poca altura. Aquel calor! Aquella humedad! Tuvimos que hacer varias paradas porque faltaba el aire. Aquéllo se parecía mucho a una fiesta de Miss Camiseta Mojada. La pobre Balma estaba congestionada. El tramo final tuvimos que cogerla en brazos.

Desgranando el maíz.


Y tras casi una hora de subida llegamos a la cima. Las vistas...¿qué os voy a decir de las vistas? Son espectaculares. Lástima de neblina porque las fotos no hacen justicia.
Arriba nos tomamos un helado de sabe dios qué. En China hacen helados hasta de guisantes.
Y como ya tenemos gustos orientales disfrazamos a Balma con el traje típico para hacerle una fotos. Estaba guapísima y muy china. Por cierto, había españoles por todas partes.









Comenzamos a bajar hasta el pueblo y nos llevaron a comer que también estaba incluido en la excursión. Estaba todo buenísimo. Después cogimos el coche y nos bajaron a toda pastilla para llegar a otra aldea a ver la representación de una boda y la ceremonia del peinado de estas señoras que desde niñas no se cortan el pelo.
Entramos en un salón con la ceremonia empezada y piden voluntarios. Cual sería mi sorpresa que levanta la mano Alberto. Ni me lo imaginaba. A mi me pidieron permiso para casarlo. Lo regalé entero. Representaron el noviazgo donde los candidatos tuvieron que hacer honores para merecerlas. Acarrearon con ellas, amasaron pasta y hasta cantaron El nuestro nos deleitó con "Libre, libre quiero ser..." de los Chichos! A ellos les pellizcaban el culo, los empujaban y yo que sé cuántas cosas más.
Cuando por fin nos lo casaron con la china deshicieron el moño y nos enseñaron cómo hacer la obra de ingeniería que llevaban sobre la cabeza. El pelo les llegaba a los pies.
A la vuelta paramos en una plantación de té. Nos explicaron el proceso de recogida y secado de las hojas. Y nos prepararon una degustación de los que elegimos para probar. Gran contraste entre la finura del ritual (colocación de las manos incluida) y los brutos de a pie con la frasca de té todo el día a cuestas.

Pequeño moño!


La francesa dixit: Il semble une boîte de bonbons!

Libre, libre quiero ser...







Foto guapa.

De vuelta a Guilin nos despedimos de Françoise y Astrid que se iban aquella noche a Kumming.
y fuimos al hotel. Salimos a cenar y compramos algo para el desayuno del día siguiente. También Belén y yo compramos unos vestidos muy guapos (315 yuanes) que habíamos visto en una tienda el primer día. Después empezaron a caer unas gotas y volvimos al hotel.

  • 14 y 15 de agosto: Shanghai y vuelta a casa.
Habíamos contratado el transporte al aeropuerto con la misma empresa que nos había llevado al aeropuerto. Ya estábamos cansados de los taxis de Guilin. Éstos nos llevaron en 45 minutos por 150 yuanes. Cuando llegamos, fuimos a la oficina de turismo a buscar los billetes de avión. Cómo no, no los encontraban y tuvo que hacer la llamada de turno. A los 10 minutos estaban allí.
Había mucho tráfico aéreo y embarcamos una hora más tarde. Bueno, embarcamos y nos dieron de comer antes de despegar.
Ya en Shanghai por fin pudimos coger un solo taxi (no tienen bombona en el maletero) y llegamos al hotel del primer día. Esta vez nos dieron habitación en el ala nº 2. Mucho mejor que la nº 1. Así que ya sabéis, los que se alojen en este hotel que pidan el ala 2 que se parece a un hotel convencional.
Juanmi había dejado para este día la compra de sus soñadas Nike de 180 euros en España. Nos habían dado la dirección de un mercado de falsificaciones pero por más que buscamos, aquello ya no estaba operativo. Al parecer los edificios con falsificaciones han desaparecido de esta ciudad por la presión de las firmas. Ahora todo está más "escondido" como pudimos comprobar.
En fin, con Juanmi un poco desesperado, nos fuimos a la Nanjing Lu caminando y rápido nos entraron 2 tipos con el "guachis, guachis?" (relojes, of course). Nos metieron en una joyería normal y en la trastienda tenían habitaciones ocultas con "el material". Aquí en Shanghai están un poco resabiados. Nos pedían más dinero por los relojes. Como ya habíamos comprado alguno en Xian regateamos hasta conseguir el mismo precio (160 yuanes reloj hombre con correa metálica, 150 los de hombre con correa de piel y 120 los de mujer). A ver quien lo consigue por menos. Nos llevaron a otros sitios en busca de las deportivas perdidas. Entramos en callejones oscuros y casas particulares que son indescriptibles. Lo mejor que tenían eran las habitaciones-tienda. Si nos hubiesen querido hacer desaparecer de la faz de la tierra lo habrían tenido fácil. Una experiencia muy interesante.
Nos fuimos a cenar a un restaurante que ya conocíamos y después paseamos por otra zona de Nanjing Lu que no conocíamos con muchos edificios coloniales. Cogimos el último metro y ya en el hotel preparamos las maletas.
Por la mañana nos llevó un taxi al aeropuerto (1 hora de viaje, 180 yuanes). Los billetes ponían que salíamos de la T1 y luego resultó ser la 2. El avión salió con una hora de retraso así que nos dio tiempo a desayunar y gastar los últimos yuanes.
Embarcamos para Helsinki-Madrid-coche-casa.
La lavadora no funciona, genial. Esta noche hay verbena en la plaza, genial no voy a pegar ojo. Hogar, dulce hogar...

Cosillas a tener en cuenta:
  • Por nuestra experiencia en los dos viajes "superdistintos" que hicimos a China podemos concluir que es un país seguro. En ningún momento nos hemos sentido inseguros sino todo lo contrario.
  • En la gran mayoría de los sitios NO admiten visa extranjera.
  • Cuando se sale del circuito de los 5 estrellas, hay problemas para encontrar lavanderías que te laven y sequen la ropa en unas horas.
  • Por muy programado que lleves el viaje, hay que tener la flexibilidad suficiente para cambiar los planes de un día para otro. Se puede perder mucho tiempo en gestionar reservas y similares.
  • No os fiéis de los planos de las guías. Las distancias siempre parecen más cortas. Todas son ciudades enormes. Viajar con márgenes amplios de tiempo.
  • Por mucho que regatees, nunca es suficiente. Quizás la señal de que se está llegando al límite sea el índice de cabreo del chino.
  • Hay que viajar con actitud de aprender. Todas las formas de vida son válidas.
  • Cuando se viaja con niños uno siempre piensa que va a tener problemas. Todo lo contrario, ellos se adaptan mejor que los mayores porque no tienen prejuicios.
  • Los chinos no nos necesitan. Les resultamos exóticos pero nada más.
  • Aunque su imagen ante el mundo es de un país muy contaminante, la verdad es que reciclan todo. No me imagino este mundo si los chinos no reciclasen.
  • Encontrareis pocos restaurantes con servilletas de papel y... ningún baño con rollo.
  • No comen pan, no toman postre en la mayoría de los restaurantes.
  • Son demasiados sujetos meando. Los baños siempre huelen a ultrapis. Nunca te acostumbrarás.
  • Pensaba que los españoles éramos los más ruidosos del mundo pero no, son los chinos.
  • Han cambiado los ciclomotores por motos eléctricas. Menos contaminación acústica.
  • No esperéis encontrar un país bananero. Hay grandes contrastes pero nos van a comer con patatas en dos días.
  • Hemos visto muchos perros de compañía. Puede que estén perdiendo viejos hábitos alimenticios. Nosotros también hemos comido de todo en la postguerra.
  • Me ha parecido que los gatos chinos tenían las orejas más largas (eh?).
  • Si no te entienden, se bloquean y se van. No pienses que son maleducados.
  • Cuando están nerviosos sonríen. No es que sean lelos.
  • Ha sido un viaje intenso. O te encanta o lo odias. Nosotros volveremos.
Mucha gente, después de leer el blog, me pregunta cuánto nos costó esta aventura.
Balma, Alberto y yo gastamos 3.200 euros entre los tres. A esto tenemos que añadir los dos billetes ida y vuelta de adulto hasta Shanghai (558 cada uno) y el de Balma (478).
Dentro del precio van incluidos todo tipo de transporte en el país, comidas, bebidas, dormidas y regalitos. Es decir, todo.
Yo creo que no está nada mal por 21 días, verdad?